La testosterona, esa hormona clave para que el apetito sexual se mantenga en alto, se asocia siempre a la masculinidad, pero también está presente en los curvilíneos cuerpos de nosotras, las hembras. De hecho, las mujeres de mediana edad que alcanzan la menopausia notan cómo la pérdida de estrógenos (la hormona femenina por excelencia) deja al descubierto sus niveles de testosterona y otros andrógenos, al tiempo que crecen sus pechos sin necesidad de silicona. De modo que, lejos de perder las ganas, dos tercios de las señoras ven cómo su libido continúa bien activo, y hasta un 40%, según algunos estudios, se quejan de practicar menos sexo del que realmente desean. Según la doctora Rosemary Basson, pasada la fase del enamoramiento, hombres y mujeres dejan de funcionar del mismo modo, ya no es el deseo sexual lo que mueve el interés de ellas, sino que lo que quieren las mujeres es conectar e intimar con el hombre que aman. Dicho de otro modo, en las relaciones ya establecidas, cuan