Pasadas ya las 11 y 11, en el día 11 del 11 de 2011, no solo no se ha acabado el mundo, sino que he recibido esta caja llena de besos, de caricias, de cariño, de amor y de deseo. Amor y sexo, al fin, reunidos en un libro. Sedúceme otra vez me ha permitido despojarme de pudores (porque ahora que hemos perdido la vergüenza para hablar de sexualidad, nos da reparo referirnos a sentimientos amorosos) y hablar de amor con sexo y de sexo con amor. Que sí, que las mujeres hemos necesitado separarlos, demostrarnos a nosotras mismas que podemos dejar los afectos en la salita de nuestra casa y escapar en busca del placer sin esperar un mañana, que, por más tonto que les parezca a algunos, con ello ganábamos un pedacito de libertad que nos habían vetado. Pero, después de las muchas páginas escritas en conquista de ese territorio, reunir amor y sexo me apetecía tanto. Tanto.