Me hice periodista por culpa de Lois Lane. No es algo que ponga en mi currículo. Esto es un blog donde, además de artículos, encontrarás alguna que otra reflexión personal, y aquí me apetecía confesarlo a quien le diera por curiosear. Una ya tiene una edad, y sabe que todos tenemos secretos frikis.
En realidad, no fue la novia de Superman la única responsable de que me licenciara en periodismo. Me influyeron todos los personajes femeninos del cine clásico que interpretaban a una joven periodista (cine clásico, sí, en blanco y negro; ¿no he dicho que ya tengo una edad?). A mí me horrorizaban esas mujeres que ejemplificaban a la esposa perfecta, a la hija en edad casadera, a la chica en peligro que huía cogidita de la mano del héroe de turno (¿por qué siempre se caía ella?). Cuando yo era niña, las mujeres más independientes de las películas que veía en la salita de casa eran periodistas.
Y la afición a la lectura me empujó a escribir novelas. Yo quería provocar esas emociones que me producían las historias que leía.
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