La llegada de un hijo lo trastoca todo, no solo el papel de la mujer que ha trabajado para triunfar profesionalmente, sino también la relación con la pareja. El aumento de las obligaciones y las responsabilidades, y el sentimiento de culpa cuando la mamá dedica tiempo a cualquier cosa que no sea su bebé conducen a dejar aparcado lo que parece menos necesario: el sexo.