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¿Se puede perdonar una infidelidad?

Por muy ajenos a ella que nos sintamos, la infidelidad es una situación que todos podemos vivir. ¿Podríamos perdonarla? ¿Es posible recuperar la confianza en la pareja cuando te ha sido infiel?

Consejos para superar la infidelidad de la pareja Artículo de Sonsoles Fuentes

Los efectos de la infidelidad en la relación de pareja

Es otro de los temas que aparecen en Alas negras y chocolate amargo : la infidelidad vivida y sufrida por distintos personajes de diferentes maneras. Sufrida, sí, pero la infidelidad, en algunos casos, y una vez superada como conflicto, puede fortalecer la relación. Algo que también Ana y Jorge, protagonistas de Heridas ocultas, van a tener que descubrir, si es que Ana consigue perdonar la infidelidad de Jorge.

«He estado a punto de perder a mi marido, después de 15 años de matrimonio, a causa de una compañera con la que me ha sido infiel. Aunque está arrepentido y yo le he perdonado, vivo con la angustia de que vuelva a suceder», Elisa, de 45 años, se lamenta así en un consultorio on-line. Le ha perdonado sí, pero el temor a perderle le conduce a desarrollar estrategias de control y espionaje. ¿Es esa la conducta de quien de verdad ha cerrado el capítulo? 

Para la psicóloga Daya Rolsma, «traicionar la confianza es semejante a arrugar una hoja de papel sin estrenar, que por más que intentes alisarla jamás regresará a su aspecto original. El engañado suele tener dificultades serias para volver a creer en la pareja». Otras personas, para disminuir los riesgos de ruptura, exageran la minimización del problema y colocan sus creencias al servicio del autoengaño. En el caso de Elisa, ella misma se sentía responsable por haber apartado las penetraciones del repertorio de juegos sexuales con su marido, ya que le provocaban mucho dolor. 

Pretextos como el de «todos los hombres son infieles» se ven fortalecidos, para colmo, por algunos estudios genéticos, como el de unos investigadores del Instituto Karolinska de Suecia, según el cual los hombres que carecen de la variante 334 tienen mayor capacidad de compromiso con su mujer que los que tienen este alelo. Tales análisis no explican, en cambio, el aumento de casos de infidelidad femenina en las últimas décadas, paralelo al logro de la independencia económica de las mujeres, o el descubrimiento por azar en dos hospitales españoles de que el 10% de los recién nacidos no eran hijos de quien creía ser el padre. 


Cómo afecta el descubrimiento de la infidelidad

Infieles al descubierto

Según Xavier Pujols, psicólogo y codirector del Institut Clínic de Sexologia de Barcelona, «el descubrimiento de la infidelidad afecta a ambas partes. En la persona engañada produce sentimientos de traición, desconfianza, abandono, desvaloración y culpabilidad, además de rabia, por creerse causante de lo sucedido o por no haberse dado cuenta antes. Estas consecuencias pueden derivar en cuadros psicológicos importantes: depresión, crisis de ansiedad, cuadros obsesivos y reacciones paranoides. También puede producir la ruptura o entrar en una fase de dudas continuas al respecto, si separarse o seguir conviviendo, lo cual genera una dinámica relacional desastrosa». 

Mayor confusión y pérdida de autoestima padece el traicionado cuando la infidelidad se comete con alguien del mismo sexo. «Últimamente detectamos un incremento de mujeres que mantienen una relación extramatrimonial lésbica», explica Rolsma. Situaciones en las que la persona engañada se pregunta si alguna vez había llegado a conocer a quien tenía por pareja y se aflige ante la idea de lo mal amante que puede haber sido para que el otro haya cambiado de orientación sexual. 

¿Cómo reacciona quien es descubierto? En algunos casos se siente liberado, especialmente si de modo consciente o inconsciente, deseaba la ruptura pero no se atrevía a dar el paso. Algunos no soportan el peso de la culpa, a otros les sorprende no sentirla y se plantean si eso significa que no está enamorado de la pareja. 

«Puede provocar angustia al infiel por las consecuencias de separación y pérdida de todo lo que tenía, como la vivienda, la relación con los hijos o el prestigio social. Hay quien está dispuesto a asumirlo y quien también lo niega e intenta convencer al otro de que la infidelidad no ha sucedido, ya sea para que no rompa o porque tiene intención de cometer más infidelidades. Pueden culpabilizar al otro del engaño con acusaciones de mala comunicación, problemas de convivencia, vida sexual pobre o culpan al amante por haberle engatusado», señala Pujols. 

El psicólogo nos tranquiliza. Los daños de la infidelidad pueden ser reversibles, dependiendo de unas cuantas variantes: la personalidad del engañado, de lo que sienta por el que engaña, de que el infiel reconozca o no la traición, de que la pareja se halle inmersa en la crianza de los hijos o sean personas de cierta edad, de si se conoce o no a la persona con quien se comete el engaño, del tiempo que ha durado la relación extramatrimonial —una noche loca, meses, años—, si se ha producido sólo una vez, de forma accidental o en múltiples ocasiones y con diferentes personas, de lo que siente el infiel por la pareja, si el contacto con el amante sólo ha sido sexual o existe alguna implicación emocional, si el adulterio ha tenido lugar en un período de separación que la pareja se había dado para reflexionar sobre su continuidad... 

Reacciones ante la infidelidad: ¿cuestión de género?

¿Reaccionan ambos sexos del mismo modo? «Respecto a la respuesta emocional, sí», explica Pujols, que ha comprobado que no existen diferencias en la forma en que hombres y mujeres expresan sus sentimientos, ya sean los engañados o los que engañan. «Quizás existen unas expectativas sobre lo que se espera que ha de hacer un hombre o una mujer ante la infidelidad que están contaminadas por cuestiones sexistas. Ellas suelen estar más dispuestas a perdonar ante la creencia de que los varones son infieles por naturaleza, se les justifica. El hombre, en cambio, tiende a separarse, y si no lo hace suele vivir muy angustiado ante la posibilidad de que vuelva a suceder». Aunque no faltan féminas capaces de reacciones muy agresivas, como demostró Lorena Bobbitt al cortar el pene de su marido. 

Quizás las mujeres infieles suelen sentirse más culpables que los varones. Según la psicóloga social Flavia Limone, «para la moralidad judeo-cristiana, que impregna la mayoría de las sociedades actuales, la infidelidad es peor en una mujer cuyo ideal está definido como “abnegada”. Puede considerarse como un acto egoísta, algo que hace únicamente para sí misma. Eso aumenta el peso de la culpa». 

La coacción fue la consecuencia de los escarceos internautas de una treintañera con dos hijos. Al descubrirla, su marido le pidió que continuara chateando con su amante virtual mientras él la acariciaba. Más adelante, comenzó a presionarla para montar un trío real, en pago a la flexibilidad y generosidad que él había demostrado ante sus juegos cibersexuales. 

dar una segunda oportunidad a la pareja después del descubrimiento de la infidelidad

A pesar del golpe de la infidelidad

¿Se puede sacar algo positivo de un engaño? Aunque el descubrimiento pueda derivar en una separación, el porcentaje de parejas que salen adelante es muy alto.«Cuando mi marido sospechó que tenía una aventura con su socio, recuperó la atracción que había sentido por mí», asegura una mujer de 38 años. A pesar de lo mucho que la tradición ha dañado la figura del varón engañado, algunos se atreven a prever que favorecería su relación, que su mujer podría comparar y valorar lo que tiene, o actuar en consecuencia, que le ayudaría a recuperar su apetito sexual. 

El gran desafío que la pareja tiene por delante es recuperar la confianza, y el primer paso para lograrlo es que quieran seguir juntos. En ocasiones, es conveniente estar un tiempo separados para aclararse y averiguar qué se siente por el otro. A partir de ahí tendrán que sacar conclusiones y plantearse qué motivos individuales o qué condiciones de la relación se dieron para que ocurriera la infidelidad. Todas las heridas necesitan recibir atención, cuidado y tiempo para que puedan cicatrizar. Es posible que nunca se olvide, que deje una marca, pero eso no impide que el vínculo pueda consolidarse. 

«Puede ser un revulsivo para cambiar aspectos de la relación que no funcionaban y renegociar. Ayuda a valorar también lo que se puede perder y a reforzar la unión, incluso, cuando se ha superado la situación», añade Pujols. «No sólo se mejora la sexualidad, pueden haber cambios espectaculares en la comunicación, compartir de nuevo intereses y aficiones o planear nuevos proyectos. Todo ello siempre que exista una base emocional de afecto entre ambos». 

¿Se puede prevenir la infidelidad?

Cada persona define la infidelidad a su manera. Para la mayoría es la ruptura de un contrato de pareja en la que ambos se habían prometido una exclusividad en la relación sexual y sentimental. ¿Qué sucede si el pacto es diferente? Las parejas abiertas o los swingers, que practican el intercambio, tampoco viven al margen de unas normas. Ellos mismos estipulan un acuerdo. Mantenerse al tanto de lo que cada cual hace y con quien es una de las reglas más frecuentes, y tener un contacto sexual con alguien sin permiso previo es lo que entenderían como infidelidad. Desafortunadamente, y a pesar de la oportunidad de acostarse con quien deseen, también hay desleales a este tipo de arreglos y quedan con gente a espaldas de la pareja oficial. 

En Japón, las mujeres que desean poner fin a la infidelidad del esposo, acuden a un Templo de la fertilidad después de adquirir un pene mágico. Sobre otro de dos metros de largo, situado en la nave central del templo, graban el nombre del marido, y en el pene ya grabado clavan alfileres para que el varón no logre la erección en el momento del engaño. Para quien no se fíe de prácticas vudú o crea que no hay manera de prevenir la infidelidad, es recomendable que se decante por un abordaje terapéutico que ayude a superar el trauma, ya sea porque se quiere continuar con la persona que ha sido infiel o para perder el miedo en relaciones futuras. El tratamiento puede parecer más largo y trabajoso, pero tiene más posibilidades de éxito. 

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