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Demos la bienvenida al pene

A juzgar por las respuestas recibidas que ha dado lugar a los libros que he escrito sobre fantasías sexuales, desde que las mujeres nos hemos hecho dueñas de nuestra sexualidad, también hemos derribado unas cuantas barreras que nos impedían disfrutar de ella plenamente.

Envidia del pene o una fantasía sexual de las mujeres


En esta ocasión quiero mencionar un par de ellas que están relacionadas con el miembro viril. Por un lado, se acabó lo de ver la penetración como una invasión agresiva de nuestro cuerpo. Así lo percibía en la década de los 70 un sector del movimiento feminista, al que debemos muchos logros, pero que también ha cometido sus errores. Ahora las mujeres están más que dispuestas a acoger al pene con un afectuoso abrazo vaginal.

La otra cortapisa a la que hemos dado una patada es esa estupidez que largó Freud —sí, he dicho “estupidez” refiriéndome a las ideas freudianas, aún a riesgo de que quieran mandarme a la hoguera— sobre la “envidia del pene” que, según él, sentíamos las mujeres. 

Según la teoría freudiana, las niñas, en su desarrollo psicosexual, se dan cuenta de que los niños tienen pene y ellas no. Esto les lleva, nos lleva, a querer tener uno, a querer ser hombres, lo que acaba derivando en el deseo de practicar el coito y convertirnos en madres.

Jamás me he sentido identificada con esa idea. Ni yo ni la mayoría de las mujeres.

De lo que tenemos envidia, y motivos no nos faltan, es de que los varones tengan más facilidades que el elemento femenino para ascender en una empresa y que, al mismo tiempo, asuman menos responsabilidades en el ámbito familiar sin ningún complejo de culpa. ¿Pero del pene…? Ellos sí que aseguran sentir envidia de nuestros intensos y múltiples orgasmos, sin importarnos si proceden de la estimulación directa del glande clitoriano o de la fricción en las paredes vaginales.

Muchas mujeres confiesan que adoran el miembro que les proporciona placer, símbolo de fuerza y virilidad. Algunas comentan que el “grosor”, al menos, sí que importa. De todos modos, sugiero al hombre que quiera hacer un regalito a la pareja, que no se empeñe en llevarle el aparato más grande que encuentre en el sex-shop y que si desean regalar un dildo, lo mejor es que lo escoja ella, que es quien va a introducírselo, aunque sea algo a compartir, como buenos compañeros de cama.

Tener pene: una fantasía femenina

A poca gente le choca que nuestras madres y abuelas sintieran envidia de los miembros del hogar que disfrutaban de un conjunto de privilegios que a las mujeres se les negaban. Desde la independencia económica hasta el derecho al voto, la lista era excesivamente larga. Bajo la dictadura, las mujeres españolas no podían viajar al extranjero o matricularse en una autoescuela sin la autorización escrita del padre o del marido, independientemente de la edad que tuvieran. No es de extrañar que más de una deseara haber nacido hombre o tener hijos varones para que no se encontraran con las mismas trabas que ella. 

Otra cosa es imaginar la fantasía sexual de tener pene, de probar cómo es el sexo con los genitales del otro, como explica esta mujer de 28 años que trabaja como teleoperadora. 

«Mi fantasía sexual es tener pene. Solo por un rato, claro, luego debe ser bastante molesto ir con ese paquete todo el día. Me gustaría saber qué se siente al tener falo. Que te lo acaricien, que te lo chupen y, sobre todo, qué sensación debe producir al meterlo en una vagina o en un ano, me es indistinto. 

»Me imagino poseyendo a mi actual pareja. Poder meterle el pene por el ano y hacerle saber a él qué sensación me provoca. Me encantaría. Trataría a mi pareja con mucha ternura para hacerlo. Primero le besaría y lamería por todo su cuerpo. Luego dejaría que él me besase y chupase mi miembro. Lo tendría que tratar con mucha delicadeza. Igual que actúo yo con él cuando se lo hago en la realidad. Cojo su pene y lo beso y chupo con mucha suavidad, sabiendo que una gran porción del placer que siento cuando estamos juntos, se lo debo a esa parte de su cuerpo. Después, para finalizar el acto, pondría su espalda contra mi pecho y, poco a poco y con delicadeza, metería mi pene en su ano. Lentamente, que yo fuese notando cómo su ano lo arrastra hacia lo profundo, como las olas hacen con la arena de la orilla. Y también muy despacio, para que él sintiese cómo se llena su cuerpo, su piel, su pecho, de placer. 

»Por un día, me gustaría saber qué se experimenta estando en el otro lado.» 

¡Uf! ¡Cuántos hombres han confesado lo mismo, que les encantaría saber cómo es el sexo en el cuerpo de una mujer! Si existiera algún aparatito que nos permitiera experimentarlo, ¿tú no lo probarías?

La polémica sobre el tamaño 

No voy a esconder la verdad: en las fantasías sexuales de muchas mujeres aparecen hombres luciendo penes grandes. Sin embargo, cuando se les pregunta por sus apetencias en la vida real, no dan ninguna importancia al tamaño del miembro para disfrutar del encuentro sexual. ¿Por qué hacerlo si es la estimulación del clítoris la que conduce a la excitación y al orgasmo?

Son los hombres los más preocupados por el tamaño del pene. La mayoría reconoce que las dimensiones del falo influyen directamente en su autoestima. El debate debería ser un divertimento, un asunto de charla intranscendente para huir de polémicas políticas cuando los amigos se juntan, sin embargo, para los más jóvenes que ven el porno como material didáctico, la comparación de sus penes con los de los actores del cine XXX puede ser fuente de complejos y preocupación.

Las mujeres llevamos décadas insistiendo en que el placer no está directamente relacionado con el tamaño, sino con la mente, y que, en el fondo, si la tienen muy grande nos asustan. Pero los hombres que tanto gustan de explicarnos las cosas se empeñan en decir que las mujeres necesitan sentirse llenas y le dan importancia al tamaño del miembro masculino, tanto o más que ellos. Oye, pues no entiendo que ellos se pasen el día midiéndosela.

Los expertos consideran que cualquier pene erecto que ronde los quince centímetros está dentro de la talla estándar. Y cuando las mujeres miramos, solemos prestar más atención al cuerpo musculado, a las abdominales, al culo y a las manos. Sí, sí, a las manos.


descarga aquí Sex Confidential, las mujeres cuentan sus fantasías sexuales, de Sonsoles Fuentes


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Comentarios

  1. Ahora que lo comentas, estoy deacuerdo contigo con respecto a las famosas envidias que supuestamente la mujer tiene en el hombre, pero, y el hombre, ¿no envidia nada de la mujer? yo creo que lo que el hombre envidia de la mujer no seria su vajina; sinó los pechos, ya que estan obsesinados con ellos, que si los tiene mas grandes, más pequeños, ,más arriba, más abajo,de silicona...,y es que siempre se les van los ojos al pecho de la mujer. y no creo que sea porque de bebés tomaban leche materna através de los pechos de la madre.....(loly)

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  2. Me gusta tu blog, te he linkeado en el mío. Besitos

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  3. Se me olvidaba! Creo que no hay que plantearse lo que ellos envidian o dejan de envidiar, porque ellos tampoco lo hacen, ni caen en ello. Besitos

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  4. Hola, chicas! Acabo de regresar de Madrid (ando un poco liada con las entrevistas sobre el libro), y me encuentro con vuestros comentarios. Gracias por "conversar" conmigo, creo que es la mejor manera de pensar y reflexionar.
    Tan solo comentar que no se puede hablar de los hombres como si todos pensaran y actuaran igual, del mismo modo que no todas las mujeres somos iguales (ni todas somos maduras ni todas somos histéricas, etc.). En las respuestas recibidas para elaborar este estudio, muchos hombres dicen estar convencidos de que las mujeres que disfrutan de su sexualidad, lo hacen con mayor intensidad que ellos.
    Lo bonito es que la situación ha evolucionado para mejorar con respecto a generaciones anteriores, para quienes que una mujer que se lo pasara bien en la cama sólo podía ser una mujer mala. Ahora son muchísimos los que disfrutan cuando logran que una mujer alcance el clímax.
    Besos,

    Sonsoles

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  5. ummm mira solo por el hecho de que no te guste( no les guste) algo no quiere decir que no sea cierto. Me refiero a que solo porque algo no te parece simplemente ese algo no exista. Con mi hermana lesbiana y psicoanalista hemos discutido mucho estas cosas y hemos llegado a la conclusión de que la envidia del pene si existe.

    Segundo, debes leer mejor a freud y entender toda su teoria, y no tomar las cosas por separado. La envidia del pene no se puede entender sin entender el complejo de edipo, el de electra, y el papel de la ley y del placer en el niño y niña.

    Sobre la obceción de los hombres con los pechos, freud lo abordo en lo que el denomino la fase oral, repito para criticar algo lean bien algo. Ese es un error muy tipico de las mujeres porque algo lo toman como machista prefieren no entenderlo, se cierran a ello sin entender de que en realidad se esta hablando.

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  6. Estoy de acuerdo en que el grosor sí importa, es agradable sentir algo, creo que el tamañao también es importante, pero no tanto , con una Generic Viagra podemos arreglar el problemita.

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  7. Estoy loca con la idea de tener un pene me gustaría sentir todo lo que comentas, que lo chupen y lo acaricien y luego introducirlo suave, que se sienta abrazado por la vagina caliente y deseosa de tenerlo ahí, me gustaría mucho experimentar todo ésto, gracias por ponerlo sobre la mesa

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