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Bondage: ataduras, sumisión y dominación con consentimiento

El juego erótico de las ataduras conocido como bondage es una de las prácticas con que más fantasean las mujeres: la sumisión y la dominación. ¿Te gustaría hacerla realidad? 

preguntas y respuestas sobre bondage, ataduras, sumisión y dominación

Ataduras: los juegos sexuales de ama o sumisa con consentimiento mutuo

En el sexo, las ataduras, siempre con el consentimiento de ambos, son un elemento que multiplica el placer hasta estados inimaginables. El bondage es un juego entre el amo y el sumiso, un juego que te conduce a una potente conexión con tu pareja y contigo misma. Estas fueron algunas preguntas de la revista Glamour sobre el juego sexual de las ataduras y las respuestas para quienes quieren iniciarse en el bondage

¿Qué argumentos puedo usar para convencer a mi pareja de jugar a las ataduras? 

No hay que convencer a la pareja de nada. Hay que aprender a expresar los deseos y averiguar si la otra persona también desea hacer realidad tus fantasías. Contárselas, describírselas, ya es un juego erótico en sí. Tiene que ver con el Dirty Talk (“hablar sucio” en inglés). Por ejemplo: «Permite que te ate y déjate hacer, voy a concentrarme sólo en tu placer». 

Si quieres hacerlo porque tienes tendencia al BDSM (Bondage, Dominación, Sumisión, Masoquismo) es mejor que plantees tus inquietudes abiertamente. Disfrutarás más con alguien que lo comparta porque de verdad le apetezca que si tienes que convencer a quien le produce rechazo. Recomiendo que estas prácticas se realicen con personas en quien puedas confiar plenamente. Es mejor iniciarse con ataduras de material suave, como los pañuelos de seda y que la persona atada se pueda mover o ser movida como al otro le apetezca. Con las cuerdas puedes acariciar su cuerpo, recorriendo su piel suavemente, antes de atarle. 

¿Qué puedo hacer una vez lo he atado? 

Ahora lo tienes a tu merced. Aprovecha para explorar su cuerpo y descubrir rincones sensibles que hasta él puede desconocer. También puedes hacer un numerito de striptease, ahora que no puede atacarte, y excitarle al máximo hasta que decidas soltarlo o ser tú quien guíe su pene dentro de ti y cabalgar sobre él cual amazona, o bien proporcionarle placer con la mano, con la lengua... 

Siempre que todo lo que se haga sea “legal” y tu pareja esté de acuerdo, puedes hacerle todo lo que quieras: torturarlo un poquito con una pluma, pintarle su piel con un pincel y pintura corporal, embadurnarlo de nata o de lo que te apetezca lamer, chupar sus zonas erógenas, rozarlo… 

¿Cómo puedo introducir otros elementos sado y BDSM? 

Puedes conducirle con las muñecas atadas y los ojos vendados por la casa y elegir el lugar donde vas a seguir el juego. Puedes arañarle, al tiempo que le das placer o darle pequeños azotes en las nalgas. Todas estas prácticas requieren de una información previa para que no corráis ningún peligro. En las tiendas eróticas encontráis muchos juguetes y prendas que incorporar al juego, como capuchas, arneses, ropa de cuero, látigos... Si vas a adentrarte en este mundo, es mejor utilizar accesorios que han sido especialmente diseñados para las prácticas del BDSM.

¿Es mejor atar o dejarse atar? 

Lo interesante del juego es la posibilidad de intercambiar roles, experimentar las distintas emociones y probar si te gusta más el papel dominante, el de dominada o según cómo te has levantado ese día. Tener el control y dejar que te sometan son dos emociones muy diferentes y potentes, que pueden despertar algo en ti, algo desconocido. Algunas personas sienten temor a descubrir hasta dónde serían capaces de llegar; pero si te atreves, ¿por qué no probar con los dos papeles? En mi opinión, la gran aventura está en dejarse atar, en dejarse hacer. 

¿Sólo se trata de atar o hay más cosas? 

Se utiliza el término bondage para referirse a cualquier juego sexual en el que se utilicen ataduras, ya sea con cuerdas, pañuelos, medios, corbata, esposas, cadenas... Y una vez está la persona atada, el amante puede hacer lo que le apetezca mientras al otro le guste. Sería lamentable que se largara y lo dejara ahí atado, ¿verdad? Me consta que alguno lo ha hecho. 

Algunas personas se excitan tanto con unas cuerdas que ya no necesitan nada más. Les basta con ser atados o con atar. Los muy devotos del bondage pueden hacer nudos muy complicados y aprietan bastante las cuerdas, llegando incluso a dejar marcas rojas sobre la piel. 

Y los que practican el BDSM suelen hacer más cosas: echar cera sobre la piel de la otra persona, flagelarla con un látigo, darle azotes con la mano… en fin, insisto en que la clave para disfrutar está en que haya auténtico consentimiento. Nunca hay que hacer nada para tener contento al otro, sino porque también disfrutas con ello. 

¿Cómo puedo incorporar otros juegos eróticos a la vez? 

Le puedes vendar los ojos para que todo lo que hagas sea una sorpresa muy excitante. Tanto las ataduras como el hecho de no ver hacen que aumente la tensión sexual, favorece descargas de adrenalina e intensifica la excitación de cualquier juego que practiquéis habitualmente. 

Vendar los ojos añade morbo. Una persona atada que, además, tiene los ojos vendados es mucho más vulnerable. Te pueden acercar algo a la piel o meter algo en la boca y tú no saber muy bien qué es. Al eliminar el sentido de la vista, potencias los demás. 

Hay velas especiales para los juegos eróticos para que, al derretirse, puedas verter sobre la piel un aceite tibio que sirve para masajear. O en plena canícula veraniega, acariciar al otro con cubitos de hielo, o llenarlo de helado cremoso y lamerlo. Si todo esto lo haces mientras la pareja está atada y con los ojos vendados, su experiencia es muy intensa. 

¿Cómo puedo decir que quiero parar? 

Os tenéis que poner de acuerdo y elegir una palabra de seguridad o expresión para que ambos sepáis hasta dónde se puede llegar o cuándo os deja de gustar el juego y queréis que pare. Por ejemplo: «Basta». Es importante tener un código claro porque a la mayoría de los adeptos al bondage les encanta gritar expresiones de clemencia que pueden confundirse con el auténtico deseo de abandonar el juego. 

Dejad muy claros desde el principio todos los términos de lo que se puede y no se puede hacer. Y elegid una palabra clave que no tenga connotaciones sexuales, para evitar confusiones (no sirve un «no»). 

La base de cualquier ejercicio de dominación y sumisión es el consenso entre las partes. Si el consentimiento mutuo no existe, no podemos hablar de erótica sadomasoquista, porque el placer desaparece, deja de ser un juego divertido y se convierte en abuso. 

*Imágenes: Fotos de Artem Labunsky en Unsplash 


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