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Cuando el jefe huye de los conflictos

Los malos líderes provocan enfermedades entre sus empleados y son causantes de bajas laborales. ¿Cómo puedes enfrentarte a un mal jefe?

Consejos para tratar con jefes que son malos líderes

Al jefe no le gustan los problemas

Las rivalidades entre empleados, la demanda de auxilio de una secretaria que sufre acoso sexual, las quejas por falta de recursos para cumplir con las tareas asignadas, la insatisfacción de los que desean prosperar y promocionarse… Si ante estos u otros conflictos que puedan plantearse entre las paredes de un despacho los altos cargos se acobardan, se bloquean o reaccionan con agresividad, estarán construyendo el camino que conduce a sus trabajadores hacia el estrés, el burn out (síndrome de estar quemado), el acoso entre unos y otros o la sencilla desgana.

La gestión de conflictos continúa siendo la asignatura pendiente del directivo de hoy, y uno de los principales factores de riesgo que desencadenan enfermedades psicosociales, como las citadas, y no pocas físicas: dolores de cabeza, pérdidas de voz, hernias discales, úlcera, infarto de miocardio, angina de pecho y un largo etcétera que completan el listado de las principales causas de baja laboral. 

¿La fórmula para evitar este clima de malestar? Hacerse cargo de los problemas de la propia empresa en lugar de barrerlos bajo la moqueta o eliminar el eslabón más débil de la organización, como suele suceder en los casos de acoso moral o laboral.

R. B., jefe de personal de una empresa de tecnología, se presentó ante el director general para trasladar las quejas de una empleada que padecía el acoso sexual de su superior inmediato: «Su primera reacción fue un ataque de ira. No puede controlar la ansiedad que le produce cualquier conflicto, y después, ante el temor de una denuncia, cambió a la joven de departamento. Ella se sintió castigada, porque tenía que ocupar un nuevo puesto y empezar de cero. En cuanto al acosador, se sintió reforzado en su mala conducta y dos años después volvió a causar problemas». 

Consejos para tratar con jefes con pocas habilidades para el liderazgo

¿Qué puedes hacer cuando tienes un jefe que tiembla ante cualquier contrariedad?:

➤ Asumir, en primer lugar, que convertir al directivo en un buen líder no es tu cometido. Por mucho que haga el trabajador, no conseguirá cambiarle. Aceptar esta realidad te ayudará a controlar tus crisis de ansiedad.

➤ Recordar que los problemas no se solucionan por arte de magia. Para resolverlos hay que hablar de ellos, a no ser que tomes la decisión de no abordarlos porque eso supondría empeorar la situación, en cuyo caso tendrías que aprender a distanciarte emocionalmente del conflicto para que no afecte al estado de ánimo.

➤ Practicar la asertividad: aprender a expresar y defender los propios derechos, opiniones, necesidades y sentimientos de manera clara, directa y efectiva, pero sin interferir en los derechos, opiniones y necesidades y sentimientos de los demás.

➤ Esperar el momento y lugar adecuado para comunicar el conflicto, pero sin demorarlo hasta el punto de que las dificultades sean cada vez mayores.

➤ Cuando el problema atañe a un grupo de empleados del mismo nivel jerárquico, no conviene que uno de ellos dé la cara por los demás y se quede solo ante el jefe, o corre el riesgo de convertirse en chivo expiatorio y culpable de todo.

➤ Sugerir soluciones sin que el superior piense que intentas usurpar su poder. El jefe tiene que escoger la forma de resolver la situación que le parezca más idónea y de consecuencias menos negativas.

Que un negocio tenga éxito o que fracase depende en gran medida de la capacidad de los directivos para que la comunicación dentro de la empresa sea fluida y que el clima que reine entre los empleados sea sano y de confianza. Los conflictos latentes acaban por emerger a la superficie de múltiples maneras, pero la mayoría de ellos podrían prevenirse con un buen plan de comunicación que permita al personal expresar sus necesidades, opiniones e ideas para utilizarlas en beneficio de todos.

(Este artículo fue publicado por primera vez en el Magazine de La Vanguardia).


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